La gente que me gusta. De Mario Benedetti.


Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños
se apoderan de su propia realidad.

Me gusta la gente con capacidad
para asumir las consecuencias de sus acciones,
la gente que arriesga lo cierto por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien se permite huir de los consejos sensatos
dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa
con su gente y consigo misma,
la gente que agradece el nuevo día,
las cosas buenas que existen en su vida,
que vive cada hora con buen ánimo
dando lo mejor de sí,
agradecido de estar vivo,
de poder regalar sonrisas,
de ofrecer sus manos y ayudar generosamente
sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme
constructivamente y de frente,
pero sin lastimarme ni herirme.
La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia
de la alegría y la predica.
La gente que mediante bromas
nos enseña a concebir la vida con humor.
La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca,
capaz de oponerse con argumentos razonables
a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente,
que no desfallece cuando de alcanzar
objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio,
la que no se avergüenza
en reconocer que se equivocó
o que no sabe algo.

La gente que, al aceptar sus errores,
se esfuerza genuinamente
por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente.
La gente que valora a sus semejantes
no por un estereotipo social ni cómo lucen.

La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender
que el mayor error del ser humano,
es intentar sacarse de la cabeza
aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad,
la bondad, el respeto, la tranquilidad,
los valores, la alegría, la humildad,
la fe, la felicidad, el tacto, la confianza,
la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños,
el arrepentimiento y el amor para los demás y propio
son cosas fundamentales para llamarse gente.

Con gente como ésa,
me comprometo para lo que sea
por el resto de mi vida,
ya que por tenerlos junto a mí,
me doy por bien retribuido.

Mario Bennedetti.

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